Espera

Pensamientos oscuros, merecidos, avasallantes, humillantes, controladores... rancios.
Un viaje en colectivo que parece eterno, no por las inexplicables vueltas del 10, no por el pintoresco paisaje de Crucesita Este, sino por las impertinentes lágrimas que parecen no saber esperar.. no se sienten inhibidas ni por la vieja del lado, que no logra concentrarse en sus asuntos, ni mucho menos por ese reflejo pérfido, en el vidrio, que simula ser un yo circunspecto, a punto de explotar.

El sabor amargo de lo que estuvo... de la esencia que se escurre entre las grietas del olvido... Eso que hace que todo, parezca nada. Eso que hace que la nada, lastime tanto.

Eso que hace que lo bueno sea en realidad lo menos desesperante, y lo mejor quede cada día más lejos.

Extraño esos impulsos frescos, súbitos, casi espásticos, donde no existe barrera mediante, y nunca eran seguidos por una cabilación, donde el impulso empezaba hoy, y se extendía hasta el infinito, durante unas horas.

Hoy extrañé la ternura.

Hoy extrañé los detalles.

Hoy extrañé esa distancia casi microscópica entre mi piel y su piel.

Hoy extrañé esos besos, lentos y apurados a la vez.

Hoy extrañé esa mano buscando el contacto... ese vientre dejándose querer.

Llegué. Lo de siempre. Lo de todas las noches.

La frialdad de las paredes cerrandose sobre mi angustia, riéndose, con ese sarcasmo que solo me recuerda que todo esto me lo merezco.

Ni la cama, parece ser el mejor refugio.

Necesitaba solo una palabra, escrita, hablada..pensada, soñada...

Sin embargo, el silencio, el té que se enfria sobre la mesa, y mis axilas que empiezan a sudar, me hacen entender que nada de eso va a pasar.

Citando la frase de un amigo

La ausencia que confirma que seguramente, al menos hoy, es una estrella brillando en el cielo de otro.